
Introducción
Las cadenas de suministro modernas enfrentan un doble desafío: ser más eficientes en costos y, al mismo tiempo, reducir su impacto ambiental. El diseño de supply chain sostenible ya no es solo una ventaja competitiva: es una exigencia regulatoria y de mercado. Sin embargo, lograr ese equilibrio entre rentabilidad y responsabilidad ambiental no es sencillo. A través de modelos virtuales, las empresas pueden evaluar alternativas, medir indicadores de sostenibilidad e identificar soluciones que reduzcan emisiones sin sacrificar productividad.
La urgencia de la sostenibilidad en la cadena de suministro
Según un informe de Deloitte (2023), el 70 % de las emisiones globales de carbono están vinculadas, directa o indirectamente, a las cadenas de suministro. Esto significa que mejorar la eficiencia logística no solo reduce costos, sino que tiene un impacto directo en la mitigación del cambio climático.
Los consumidores también son cada vez más conscientes. De acuerdo con Capgemini Research Institute, más del 60 % de los clientes están dispuestos a pagar más por productos con un menor impacto ambiental. Esto convierte a la sostenibilidad en un factor estratégico de diferenciación.
Simulación como herramienta de diseño sostenible
La simulación en herramientas como FlexSim permite que los responsables de la cadena de suministro puedan experimentar con diferentes configuraciones antes de realizar inversiones reales. Esto significa que se pueden probar escenarios de reducción de emisiones sin asumir el riesgo de paralizar la operación. Algunos ejemplos incluyen:
Optimización de rutas de transporte para reducir consumo de combustible.
Simulación de layouts de planta que minimicen traslados internos y gasto energético.
Modelos de inventario más ajustados, que reducen sobreproducción y desperdicio.
Evaluación de alternativas de embalaje y logística inversa para promover la economía circular.
Lo más relevante es que cada una de estas decisiones puede ser evaluada tanto en términos económicos como ambientales, facilitando un balance real entre sostenibilidad y rentabilidad.
Beneficios tangibles
El uso de simulación en estrategias de sostenibilidad trae beneficios que se reflejan en el corto y largo plazo:
Reducción de costos operativos gracias a menor consumo energético y de insumos.
Disminución de emisiones de CO₂, alineando la operación con objetivos ambientales.
Mayor cumplimiento regulatorio, evitando sanciones y anticipando nuevas normativas.
Fortalecimiento de la reputación corporativa, lo que abre puertas a nuevos mercados y clientes.
Un estudio de Accenture (2024) muestra que las compañías que incorporan herramientas digitales en su estrategia de sostenibilidad logran hasta un 30 % más de eficiencia energética que aquellas que no lo hacen.
Conclusión
La sostenibilidad no tiene por qué estar reñida con la rentabilidad. Con el apoyo de la simulación, las empresas pueden diseñar cadenas de suministro más verdes y al mismo tiempo más eficientes. Lo que antes parecía una contradicción, hoy es una oportunidad para liderar en innovación y responsabilidad ambiental.
